Cuando la mayoría de barranquilleros aún duerme, luego de dos intensos días de Carnaval, a las 7 a.m. los 120 integrantes de la comparsa Son de Mar comienzan a prepararse para deslumbrar al público en la Gran Parada de Fantasía.
Siete maquilladoras se encargan de adornar los rostros de los bailarines, que se ubican en una larga hilera en la sala de la Escuela de Arte de Marleny Cortés, quien fundó esa academia hace 45 años.
Al ritmo de música tropical que suena a un volumen elevado, decenas de caracoles aplicados en sus vestuarios cascabelean de un lado a otro mientras los danzantes, que no dejan de mover las caderas, se visten presurosos.
Paola Donado, subdirectora de la escuela y coordinadora de maquillaje, calcula que en promedio cada bailarín tarda una hora y 30 minutos en alistarse.
En sus caras adornadas que lucen como felinos se les nota las ansias por llegar al cumbiódromo a exhibir la coreografía que ensayaron con disciplina desde hace cinco meses.
Héctor Jaramillo Cortés, director artístico de la academia, explica que la danza de su comparsa es producto de un intercambio que hicieron con un grupo hawaiano que conocieron en España en 1996.
“Para conformar Son de Mar buscábamos ritmos diferentes que fueran tropicales. La música hawaiana nos pareció apropiada, y fuimos a Hawai a prepararnos y a traer vestuarios”, cuenta el maestro.
EL DESFILE. Minutos antes de partir hacia la Vía 40, Marleny se reúne con los bailarines para recordarles que tienen “que disfrutar y gozarse el desfile para que todo salga bien”.
También les avisa que hoy deben estar a las 7 a.m. en la escuela porque tienen que alistarse para el desfile de la 84 en el que despedirán a Joselito Carnaval.
Al preguntarles si no se cansan de tanto baile, responden que los aplausos y sonrisas del público los llena de adrenalina para danzar sin parar, como lo demostraron en la tarde de ayer en la Gran Parada de Fantasía.
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